Navidad en Recoleta

Estuvimos recorriendo el barrio y fuimos a la iglesia de San Agustín, que el año pasado festejó su primer centenario, allí había una feria de artesanos y conocimos algunas historias interesantes.

La feria estaba compuesta por más de una docena de puestos, allí se podía encontrar prendas de vestir, carteras, agendas, adornos para la casa, etc. también funciona una feria americana, organizada por Cáritas, con ropa donada por los vecinos, hay lindas prendas y en buen estado, que se venden a precios muy accesibles.

La señora Cármen, de Cáritas, nos interiorizó sobre el funcionamiento de la parte social de la iglesia de San Agustín, donde se ayuda a la gente en situación de calle y lo más importante es que se fomenta la cultura del trabajo, es decir, no se da indiscriminadamente todo lo que piden, sino que se les enseña cómo ganarse el pan, con cursos para que la gente necesitada tenga una herramienta y pueda generar sus propios ingresos, sin depender de la limosna.

Allí conocimos a Marta, una señora de 70 años que vive en la calle, junta desechos y los recicla para hacer sus trabajos de artesanía. Al consultarla cómo transcurre su vida, nos contó que desayuna, almuerza y se baña en un refugio de la calle Larrea, duerme en la guardia del Hospital Fernández, allí se encuentra con otras señoras que están en su misma condición y pasan la noche juntas, conversando o durmiendo mientras una se queda despierta para cuidarlas. Durante el día anda por la calle buscando materiales para sus manualidades.

Mientras cosía las piezas de cuero, Marta nos contaba que cuando era jóven hacía muchos tratamientos para adelgazar y se descalcificó, lo que con el tiempo provocó muchos problemas en su dentadura, perdiendo gran cantidad de piezas, ahora se puso en tratamiento para mejorar su condición.

Según nos contó Cármen, Marta iba a la iglesia y les ofrecía los productos que ella elaboraba, para regalar a otras personas, no quería venderlas, “pero la convencimos que lo haga para ganarse unos pesos”.

Es importante fomentar la cultura del trabajo, por sencillo que sea, dignifica y hace sentir útil a la persona. Por eso no justifico a jóvenes, especialmente hombres que se los ve muy saludables, pidiendo por la calle y utilizando a sus hijos para inspirar lástima, cuando podrían ocuparse de alguna tarea, que las hay, cuando se tiene voluntad de encontrarlas.

Luis Leoz - www.conozcarecoleta.com.ar (26/12/08)
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