Cinerario en la Basílica del Pilar

El cinerario tiene por finalidad solucionar el problema de la disposición final de las Cenizas de los Fieles Difuntos en un lugar apropiado y decoroso, en tierra bendita.

En el caso de la histórica iglesia del barrio de Recoleta, el cinerario, que fue bendecido el 2 de noviembre de 2007, es una cúpula semiesférica de acero empavonado oscuro, el cual está revestido con cintas de plata con frases del Evangelio, coronado con una cruz barroca. Bajo esta "corona" hay una placa de mármol, a modo de lápida, que cubre un pozo bajo la capilla que permite el contacto de las cenizas con la tierra.

La cremación de los cadáveres, si bien fue prohibida por la Iglesia durante muchos años ya es una costumbre en las grandes ciudades. Según los registros del cementerio de la Chacarita hace 20 años se cremaba el 20% de los fallecidos. Ahora optan por este procedimiento aproximadamente el 60% de las familias de los difuntos.

Excepto el de Recoleta que está súper custodiado y recorrido por miles de turistas, hoy en día ir a los cementerios de Buenos Aires es una verdadera aventura, un panorama desolador y el hecho de estar a merced de los delincuentes que no tienen piedad ni respeto por el dolor de las personas que van a llorar por sus muertos.

Si a eso le sumamos el tiempo que implica acercarse hasta la necrópolis, los trámites de sepelio, renovación, etc. y los costos de los mismos, no hace falta pensar mucho para darse cuenta de por qué la gente de la ciudad se ha inclinado por la cremación y la elección de los cinerarios parroquiales.

Los padres Lagilla y Eduardo González propusieron la idea al arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, luego de constatar en un documento del Vaticano (el Directorio de Liturgia y Piedad Popular, de 2001) algo que ellos ya venían afirmando: que la sociedad moderna no da lugar a los muertos. Bergoglio no puso objeciones y, en enero de 2006, difundió recomendaciones sobre la instalación de cinerarios.

Por su parte el secretario de Pastoral del arzobispado porteño, padre Alejandro Russo, explicó: “La arquidiócesis no pide a las parroquias que tengan cinerarios, pero sí sugiere cómo hacerlos si la gente los solicita. Muchas familias no saben qué hacer con las cenizas de los suyos en sus casas, después de haber pasado el primer impacto del duelo".

Consultamos al padre Miguel Lagilla, capellán del cementerio de Chacarita, uno de los impulsores, quien dijo: "supongo que el cinerario es un invento argentino, pues no conozco que existan en otro lugar del mundo de la forma que lo hacemos acá".

Al preguntarle sobre el orígen del nombre, responde: "Según nuestro lenguaje correspondería llamarlos ceniceros, pero no nos pareció una palabra digna para esto".

Existen cinerarios en más de veinte iglesias de la ciudad de Buenos Aires, allí los vecinos pueden depositar en forma gratuita las cenizas de sus familiares fallecidos.

Luis Leoz para www.conozcarecoleta.com.ar (2917)
Fecha publicación (10/12/09)
Fuentes consultadas: Basílica del Pilar – Cementerio de la Chacarita