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Día del bibliotecario

El 13 de septiembre fue instituido como "Día del Bibliotecario" a nivel nacional, en 1954, mediante sanción del Decreto Nro.17.650/54, en homenaje a los bibliotecarios de todo el país. Fue elegida esa fecha, recordando el día en que se publicó en la Gaceta de Buenos Aires, la noticia de la creación de la Biblioteca Pública de Buenos Aires, (actualmente Biblioteca Nacional) y el nombramiento de los primeros bibliotecarios, Saturnino Segurola y Fray Cayetano Rodríguez.

Es interesante conocer la evolución de la Biblioteca hasta nuestros días:

La Biblioteca Pública de Buenos Aires fue creada por decreto de la Primera Junta, el 13 de septiembre de 1810. Su primera sede estuvo en la Manzana de las Luces, en la intersección de las actuales calles Moreno y Perú.

Paul Groussac protagonizó el nuevo período de modernización y estabilización, acorde con el clima general de la época, en 1885, por su gestión personal, la Biblioteca Nacional obtuvo un edificio exclusivo.

El presidente Roca, autorizó a Grousac a elegirlo, entre varios que en esa época floreciente de Buenos Aires estaban en construcción y eligió el de la calle México 564.

Con el correr del tiempo surgió la necesidad de un nuevo edificio y en 1960, mediante la ley 12.351 se destinaron tres hectáreas para su construcción, entre las avenidas del Libertador General San Martín y Las Heras, y las calles Agüero y Austria, hasta su inauguración, recién en 1993. Este nuevo edificio fue proyectado por el arquitecto, Clorindo Testa.

El escritor Jorge Luis Borges desempeñó el cargo de Director desde 1955 a 1973 y fue durante su gestión que se promovió la construcción de esta nueva sede, que era necesaria debido al amplio patrimonio con el que contaba la Biblioteca.

El actual edificio de esta biblioteca en Recoleta dista mucho, en cuanto a su arquitectura, del anterior en el barrio de San Telmo y para ver sus diferencias, fuimos a visitarlo.

Cuando Paul Grousac eligió este lugar, el arquitecto italiano, Carlos Mora, era el responsable del diseño y construcción del edificio, cuyas obras estaban ya avanzadas. Se habían iniciado en 1896 pero para ser sede de la LOTERIA NACIONAL y entonces acordaron adaptarlo a las necesidades requeridas para biblioteca.

Se trata de un edificio con fachada de templo griego, columnas de estilo toscano, con capiteles corintios que abarcan dos pisos y coronadas por un frontón triangular.

El gran hall tiene un piso trabajado y hay una imponente escalera de mármol de Carrara, en cuya baranda se pueden ver los bolilleros de bronce, que permiten confirmar el destino original del edificio: Ser sede de la Lotería Nacional. En el hall del 1º piso hay un gran bolillero que funciona como luminaria. Hay 5 salas, la central y principal es la Sala Borges, que se ha conservado todo, como era en la inauguración, sus muebles, empapelado, el hogar, sobre el que hay un óleo anónimo y de un personaje desconocido. Esta sala era el despacho principal, de los directores.

Lo más impactante es la sala de lectura, de forma circular, en la que se aprecian las estanterías de madera que antiguamente estaban con sus correspondientes libros. La sala tiene una capacidad de 250 pupitres.

En la planta baja, cuatro paneles en madera, tienen grabados los nombres de filósofos, escritores, científicos, señalando el orden de los libros y en la parte superior, pueden verse unos medallones donde se leen los nombres de todos los directores que pasaron por la biblioteca, de 1810 a 1821, 1821 a 1833, 1833 a 1858 y 1858 a 1885, año en el que asumió Grousac.

En las cuatro esquinas de la gran sala, hay cuatro telamones sosteniendo respectivas estatuas alegóricas al Juego, la Abundancia, la Fortuna, el Azar y la Codicia.

La parte central del techo presenta una pseudo-cúpula con vitreux originales barceloneses, que está en restauración.

Actualmente, el edificio es utilizado por el Centro Nacional de la Música y la danza, donde se programan conciertos y además es el lugar de ensayo del Ballet Folklórico Nacional, la Compañía Nacional de Danza Contemporánea y la Banda Sinfónica de Ciegos.

El sótano tiene la superficie de todo el edificio y también cuenta con varias salas. En una de ellas, amplia por cierto, funciona una “Minerva”, imprenta que data de fines del siglo XIX.

Es interesante saber que además es un edificio con muchas las leyendas:

Este solar era asentamiento de esclavos y se escuchan ruidos, que según comentan, quizás, son sus espíritus que arrastran cadenas y gimen lastimosamente, haciéndose escuchar en distintas horas del día.

También cuentan que es común escuchar los sonidos del piano que está en planta baja; el mismo fue entregado en comodato al Instituto Nacional de Musicología, por la familia Williams.

Créase o no, algunos de los empleados que actualmente trabajan allí, afirman haber visto fantasmas de personas que descienden por la escalera, algún escritorio que se mueve solo y la figura de una niña, en el baño de damas, que saluda desde el espejo y al pensar que está detrás de la persona que la ve, cuando ésta se da vuelta, no hay nadie.

Así finalizó nuestra visita, para conocer un poco más sobre las bibliotecas y deseamos que los bibliotecarios pasen un Feliz Día!!!


Susana Espósito para www.conozcarecoleta.com.ar (5225)
Fecha de publicación (13/09/11)



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