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Homenaje a Rubén Darío en la Biblioteca
Desde el miércoles 30 de marzo y hasta junio, inclusive, la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, en colaboración con la Embajada de Nicaragua y con el aporte de Martín Katz Darío, bisnieto de Rubén Darío, presentará una muestra en homenaje al poeta, periodista y diplomático nicaragüense, llamado el príncipe de las letras castellanas.
 Se exhibirán obras de un valor incalculable por ser manuscritos y primeras ediciones, material autógrafo del Museo Nacional de Bellas Artes, Museo Nacional de Arte Decorativo, Museo Mitre, Casa Museo Ricardo Rojas –que el público podrá ver por primera vez– y material fotográfico del Archivo General de la Nación y del archivo del diario La Nación.
En el año dariano, propuesto por la República de Nicaragua y expandido a toda América, la Biblioteca Nacional se suma a los festejos.
La muestra Rubén Darío, el modernismo en Buenos Aires también contemplará una serie de mesas de debate en torno a la figura del autor que ojalá tengan el espíritu feliz de las tertulias bohemias de boliches como los de Luzio, en donde tantas veces éste se topó con el humor cachador de José Ingenieros o Roberto Payró.
Rubén Darío había nacido en Metapa, hoy Ciudad Darío, Matagalpa, 18 de enero de 1867. Fue un niño prodigio que a los tres años ya sabía leer. Le gustaba escribir versos y a los trece años escribió su primer soneto y poco después hizo su primera publicación en el diario El Termómetro.
A los 14 años ya había escrito varias poesías y artículos en prosa, que no verían la luz hasta el cincuentenario de su muerte. Poseía una superdotada memoria, gozaba de una creatividad y retentiva genial, y era invitado con frecuencia a recitar poesía en reuniones sociales y actos públicos.
Le interesaba mucho la obra de Víctor Hugo, de quien se vio influenciada su obra poética. En cuanto a la política su influencia más destacada fue el ecuatoriano Juan Montalvo y tuvo un pensamiento liberal y hostil a la influencia de la Iglesia Católica.
Llegó a Buenos Aires en 1893 y fue muy bien recibido por los medios intelectuales. Colaboró con varios periódicos como La Nación, del que ya era corresponsal, publicó artículos en La Prensa, La Tribuna y El Tiempo. Marcó la cultura local desde el cenáculo del que formaban parte figuras como Paul Groussac, Ricardo Rojas y Leopoldo Lugones, pero además, fue muy popular, llegando a escribir en la revista Martín Fierro, un artículo titulado"Rubén Darío, el poeta plebeyo".
Sus obras llegaron a todos, a burgueses y clases bajas que aprendieron a recitar sus poemas. Tuvo una gran sensibilidad social y ha sido un excelente cronista y aunque se lo asociaba al Modernismo evasivo, también manifestó la problemática de la trata de niños y la xenofobia hacia los gitanos.
En 1898 partió hacia Barcelona, como corresponsal de La Nación y en los años siguientes, repartió su tiempo entre España y Francia y en marzo de 1903 fue nombrado cónsul de Nicaragua, lo cual le permitió vivir con mayor desahogo económico. Años después fue Embajador en Madrid.
Tuvo problemas de salud debido al alcoholismo y debió renunciar a su puesto diplomático, el 25 de febrero de 1909. Viajó a París, luego a México y luego a la Habana, donde bajo los efectos del alcohol, intentó suicidarse.
Hacia 1912, luego de su paso por París, aceptó una propuesta en Uruguay, para dirigir las revistas Mundial y Elegancias y para promocionar sus publicaciones emprendió una gira por Brasil y Buenos Aires. Luego alternó viajes entre Europa y América.
Tuvo una vida agitada, una vasta obra y el 6 de febrero de 1916, falleció en León (Nicaragua), la ciudad donde transcurrió su infancia, siendo sepultado en la Catedral.
En el centenario de su fallecimiento, la Biblioteca Nacional se suma a los homenajes.
www.conozcarecoleta.com.ar (3764) - Publicado: Lunes 04/04/16
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