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El primer empresario del mundo que será Santo

Enrique Shaw fue marino y empresario argentino (por opción), quien contrajo matrimonio con Cecilia Bunge, con quien tuvo 9 hijos. Por su vida ejemplar, la Iglesia aceptó que se inicie su proceso de canonización y desde 2001 es considerado Siervo de Dios, en vías de ser declarado Santo.

Enrique Shaw

Uno de los requisitos para ser declarado Santo es que se le reconozca algún milagro y a Shaw se le atribuye un milagro, que es el de haber sanado íntegramente a un niño que había sido golpeado por un caballo y se le había diagnosticado pocos días de vida, sus padres, empleados de Enrique, le pidieron por su salud y al poco tiempo el niño fue curado, con la novedad que no le habían quedado secuelas. Varios testimonios dan fe de ello.

Shaw era nieto del financista Ernesto Tornquist, quien fue una figura legendaria en la pampa durante la segunda mitad del siglo XIX. Bien conectado en Europa, consiguió un préstamo grande para salvar al Estado nacional de uno de sus periódicas debacles financieras y, a cambio, las autoridades le dieron a escoger tierras en el lugar que quisiera. Se le otorgaron miles de hectáreas y de hecho, una localidad lleva su nombre; parte de las tierras recibidas están en la zona de las Sierras de la Ventana. Fue el fundador del Banco Tornquist y quien mandó a construir el Hotel Plaza, frente a Plaza San Martín, en el barrio de Retiro.

Enrique Shaw nació en París, el 26 de febrero de 1921 y este viernes cumpliría 100 años. Fue hijo de Sara Tornquist Altgelt, argentina de ascendencia alemana, y de Alejandro Shaw, argentino de ascendencia escocesa. A dos meses de su nacimiento, sus padres decidieron regresar a Argentina, su país de origen.

Sara falleció cuando Enrique tenía solo 4 años y su padre se ocupó, como había pedido su madre antes de morir, de educarlo y darle una formación religiosa, por ello, cursó sus estudios en el Colegio La Salle Buenos Aires, donde se destacó como alumno sobresaliente. Formó parte de la Congregación Mariana.

A los 14 años ingresó a la Escuela Naval Militar Río Santiago a pesar de la oposición inicial de su padre, quien quería que se preparara para dirigir las empresas familiares. Fue siempre de los tres mejores promedios de su generación y es en la historia de la Armada Argentina el más joven oficial graduado.

Se interesó en economía, política, filosofía, historia y ciencia, pero además, conoció la Doctrina Social de la Iglesia y se produjo en él un convencimiento muy profundo sobre cuál debía ser su camino, considerando que eso significaba su "conversión definitiva".

Se casó con Cecilia Bunge en 1943 y tuvieron nueve hijos.

En 1945 Enrique sintió que Dios le pedía un apostolado y fue entonces cuando un sacerdote lo persuadió para que fuera el representante del Evangelio en el mundo de las finanzas, al cual pertenecía su familia. Renunció entonces a la marina y se inició como ejecutivo de las Cristalerías Rigolleau, que pertenecían a la familia de su esposa. Asimismo se incorporó a la Acción Católica y al Movimiento Familiar Cristiano. Ese fue el comienzo de una intensa acción evangelizadora.

El suegro de Enrique Shaw fue quien inició las construcciones de Pinamar y además ayudó a su yerno a fundar el Banco Shaw.

Enrique Shaw lucho por la paz social y la buena relación entre patrones y obreros.

Cuando enfermó de cáncer se pidieron dadores de sangre y se produjo una aglomeración de gente, delante de la clínica. Más de 250 empleados de la firma Rigolleau se acercaron para donarla. Fue un importante testimonio de afectos de los obreros que lo veneraban por el trato y su dedicación hacia ellos.

Al recuperarse de esa operación, lo primero que hizo fue ir a su planta para agradecer a los obreros con las siguientes palabras: "Puedo decirles que ahora casi toda la sangre que corre por mis venas es sangre obrera", dijo con orgullo. Y agregó: "Estoy así más identificado que nunca con ustedes, a quienes tuve y consideré siempre no como simples ejecutores, sino también como ejecutivos".

Alguna vez, Enrique Shaw expresó: “Nada anda bien en una sociedad donde muchos están mal”. Hoy, después de tantos años de haber dicho eso, valdría la pena tenerlo en cuenta...

Enrique falleció a las 3 de la mañana del día 27 de agosto de 1962, tenía 41 años y el entierro se realizó en horas de la tarde, en el Cementerio de Recoleta, por lo que la gente presente lo hizo espontáneamente ya que no hubo tiempo de avisar a nadie ni publicar su fallecimiento.

En 2005 comenzó su proceso de beatificación, solicitado por el Arzobispado de Buenos Aires, siendo considerado uno de los diez católicos laicos más destacados del siglo XX. Ahora, se encamina a ser declarado el primer santo empresario del mundo.


www.conozcarecoleta.com.ar (4711) - Publicado: Miércoles 24/02/21