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Aniversario de la muerte de "Evita"

Este miércoles 26 de julio se cumplen 71 años del fallecimiento de Eva Duarte, más conocida en el mundo como "Evita", quien murió a los 33 años en 1952, víctima de un cáncer.

Eva PeronLos restos de Evita descansan en la bóveda familiar del Cementerio de Recoleta, donde llegaron después de un largo peregrinar, en octubre de 1976.

María Eva Duarte de Perón murió de cáncer el 26 de julio de 1952. Su cuerpo fue embalsamado por el médico español Pedro Ara Sarriá y depositado en el edificio de la Confederación General del Trabajo (CGT), en la calle Azopardo. El 22 de noviembre de 1955 un comando de la Revolución Libertadora irrumpió en la sede sindical y secuestró el cadáver.

El hecho disparó diferentes rumores sobre su destino: se decía que había sido arrojado al Río de la Plata, que había sido incinerado, que había sido profanado. Lo cierto es que desde entonces Perón, que había huido hacia Paraguay antes de estar asilado en otros países y recalar en España, casi no supo más nada sobre su paradero.

El cuerpo había estado sepultado en el Cementerio Mayor de Milán, desde el 13 de mayo de 1967, bajo el nombre falso de María Maggi de Magistris y allí permaneció hasta que, mediante trámites ante las autoridades que corrieron por cuenta del embajador argentino brigadier Jorge Rojas Silveyra, decidieron devolverlo al Gral. Perón, que residía en Puerta de Hierro, España.

El cadáver de Evita había llegado a Italia tras “una gestión que había hecho directamente el Vaticano con el gobierno de entonces, con (Pedro) Aramburu, al cual le certificaron que todo se iba a desarrollar en paz, y fue así, ella realmente descansó en paz, bajo otro nombre.

"Aquella fue una decisión bien elegida por la Iglesia, ya que si no hubiera intervenido el Vaticano se supone que el cuerpo de Evita no hubiera tenido el tratamiento que tuvo y el silencio que hubo durante tantos años, para calmar los espíritus". Así lo había manifestado el periodista Osvaldo Papaleo.

Ese traslado se había realizado en secreto. Pero aún así, Perón estaba medianamente informado. Así lo demuestra con el texto de una carta que le envió en agosto de 1970 al Papa Paulo VI.

Cuando se realizó la restitución, a las 21:10 de aquel 3 de septiembre, se redactó un acta que fue firmada por todos los presentes: además de Perón, Rojas Silveyra, el Coronel Héctor Cabanillas (quien escondió el cadáver durante 16 años), Jorge Paladino y López Rega, los dos padres mercedarios. La única que no lo hizo, por delicadeza, fue Isabelita. En tanto que, por el Vaticano, firmó el Padre Alessandro Angeli, que en realidad era el sacerdote y periodista Giulio Madurini, encargado de la gestión para exhumar el cuerpo.

En el documento, Rojas Silveyra y Perón dejan “expresa constancia” de que el primero “ha procedido a entregar [al] Señor Juan Domingo Perón, con la plena conformidad de éste, una caja mortuoria que contiene los restos mortales de su señora esposa doña MARIA EVA DUARTE DE PERON”. Para dejar constancia del estado en el cual le entregaron los restos, Perón ordena hacer la filmación.

Con este fin y para certificar fehacientemente que fuese el cadáver de Evita, Perón mandó a llamar al doctor Pedro Ara para verificarlo. “Fue el sábado 4 de septiembre de 1971, hacia las 9 de la mañana, cuando sonó el teléfono. El señor López Rega, de parte del general Perón, me rogaba que fuera a visitarles. Fui recibido con su proverbial cordialidad por el general Perón, su esposa, Isabel Martínez, y su hombre de confianza, señor López Rega. Mostrándose los tres conmovidos; el General, en grado sumo. Penetramos juntos en un largo salón. Especie de jardín de invierno, inundado de sol. Al fondo, sobre una mesa, veíase un viejo y ordinario féretro ya abierto”, relató el doctor español en sus memorias.

Aunque advirtió que debía examinarlo, Ara creyó desde un primer momento que el cuerpo podría corresponder a Evita. “A primera vista, el espectáculo impresionaba lastimosamente: humedad y suciedad. Sin el menor desorden en el peinado, la cabellera aparecía mojada y sucia. Las horquillas, herrumbradas, se quebraban entre nuestros dedos. La esposa del general comenzó a deshacer las trenzas de Eva para ventilar y secar sus cabellos y limpiarlos de herrumbre y tierra…”.

Tres años más tarde, habiendo ya el General fallecido, la por entonces presidenta Isabel Martínez de Perón ordenó repatriar y restaurar el cuerpo de Evita. El restaurador y taxidermista Domingo Tellechea, que en esa época era jefe del laboratorio de restauración del Museo de la Policía Federal Argentina, se ocupó de esa tarea para así borrar para siempre las huellas del agravio.

En 1974, el cuerpo de Evita fue depositado en la cripta de Olivos, junto al de Perón. Poco después sería trasladado a la bóveda de la familia Duarte, en Recoleta. Hoy los restos de Evita y Perón están separados: uno se encuentra en Recoleta y el otro en San Vicente.


www.conozcarecoleta.com.ar (4903) - Publicado: Miércoles 26/07/23