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Los muertos vivos
El Cementerio de Recoleta genera interés, curiosidad y algo de morbo. Quienes lo visitan van a descubrir quiénes son las personalidades ilustres que allí descansan, van a recorrer y disfrutar de las hermosas esculturas, la variada arquitectura y fundamentalmente, esos misterios e historias que a todos les gusta oír.
Sin embargo, no todas las historias son reales y más de una de ellas tiene distintas versiones, que cada guía (y pseudo guías) cuentan como si fuesen reales para sorprender al visitante.
 Lo cierto es que hace pocos días se dio a conocer una noticia sobre una mujer de 76 años, llamada Bella Montoya Tapia, que vive en Ecuador, fue dada por muerta y a cinco horas de estar velándola, despertó en su ataúd y comenzó a golpear y pedir que le abrieran, sorprendiendo y asustando a sus familiares que se encontraban allí.
Según lo contó su hijo, Gilberto, el médico que había atendido a su madre cuando ingresó a emergencias del hospital, inconsciente, le informó a la familia de su fallecimiento, les entregó los documentos y el acta de defunción y la llevaron a la sala velatoria, donde después de unas horas escucharon ruidos en el ataúd. Era su madre que golpeaba y cuando abrieron el cofre, la mujer estaba viva, respiraba con dificultad.
“Todos nos asustamos, sacamos el cuerpo y dejamos botado el ataúd”, mientras los asistentes reclamaban que alguien llamara a una ambulancia, agregó su hijo.
La mujer fue trasladada al mismo hospital donde había sido dada por muerta antes. “Los médicos no se explicaban lo que pasó”, dijo el hombre.
La mujer está siendo atendida en cuidados intensivos, intubada y con un pronóstico reservado, mientras el Ministerio de Salud de Ecuador investiga la actuación de los médicos que la asistieron.
“Mi mami está con oxígeno. Su corazón está estable. El médico pellizcó su mano y ella reaccionó; me dicen que eso es bueno, porque significa que está reaccionando de a poco”, agregó el hombre en declaraciones divulgadas por el diario El Universo.
Para analizar lo ocurrido se conformó un comité técnico que iniciará una auditoría para establecer las responsabilidades en la confirmación de la muerte y revisará los protocolos del hospital.
No se dieron detalles sobre el médico que declaró el fallecimiento de la mujer.
Los médicos no le han dado muchas esperanzas a la familia debido al complicado estado de salud de su madre.
Claramente, la realidad supera la ficción y por eso, vale la pena recordar que para evitar este tipo de situaciones, fue Sarmiento quien implementó la costumbre de velar a los muertos. Fue en 1868, cuando durante su presidencia se sancionó el reglamento de cementerios, estipulando disposiciones y características como la incorporación de una sala de observación especial, destinada a todo individuo muerto repentinamente o con pocas horas de enfermedad, hasta cumplir veinte horas prefijadas. Las tapas de los ataúdes eran cerradas sin clavos dejando el rostro y el torso expuestos, con un cordón atado a la muñeca de la persona, que remataba en una campanilla en la sala del guardia, para advertir, en caso que la campanilla sonara, que la persona no estaba muerta y evitar sepultarla viva.
www.conozcarecoleta.com.ar (3177) - Publicado: Jueves 15/06/23
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