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Más vieja que la escarapela
Cuántas veces escuchamos e incluso utilizamos dichos y refranes que tienen un significado que desconocemos, como por ejemplo: Más vieja que la escarapela. Uno de nuestros símbolos patrios, cuyo día se conmemora cada 18 de mayo.
Decimos que algo o alguien es más viejo que la escarapela, recordando a María Florentina Silvia Ituarte Pueyrredón, de quien suele decirse que fue la mujer que vio la luz de tres siglos. Había nacido el 20 de junio de 1802 y falleció en mayo de 1906, un mes antes de cumplir los 104 años.
¿Pero quién era esa mujer y por qué tiene que ver con este dicho? Vale la pena contar la historia:
 María Florentina era sobrina de Juan Martín de Pueyrredón y además de haber sido tan longeva, también la historia dice que hubo otro misterio en su vida. La boda de sus padres, que no se sabe por qué se casaron dos veces. El casamiento del comerciante vasco Juan Bautista Ituarte y Magdalena Pueyrredón se encuentra asentado en los registros de la Catedral Metropolitana el 17 de diciembre de 1798 y trece meses más tarde, el 18 de enero de 1799. En cada registro figuran distintos testigos. También es un enigma la muerte de su padre. Ituarte desapareció de un barco que cruzaba el Río de la Plata y nunca pudo determinarse si cayó al agua por accidente, si fue un suicidio o un asesinato.
Florentina y sus hermanas, Victoria, Magdalena y Damasia, eran muy atractivas y varios caballeros se postulaban como candidatos. El hacendado Braulio Costa enamoró a Florentina. Y para sellar la relación, porque sabía que la competencia era compleja, le pidió a Bernardino Rivadavia, quien se hallaba en Europa, que le comprara el ajuar, muebles y joyas para su novia. Bernardino le eligió un collar de perlas y una diadema de brillantes.
Florentina cumplió dieciocho años el día en que moría Manuel Belgrano. Tres Meses después, el 20 de septiembre de 1820, se casaba con el buen mozo de Braulio. Tuvieron cuatro hijos que sobrevivieron a la infancia: Eduardo, Luis, Alberto y Magdalena Costa.
María Florentina Ituarte de Costa enviudó en 1855, y desde aquel día, y por más de cincuenta años, se recluyó en su quinta de Acassuso y sólo salió dos veces, pero no se mostró en público. Se dedicó a leer novelas y obras de naturalistas. Mandó vender en Londres la diadema que le había traído Rivadavia por encargo de su marido, y con las libras esterlinas se compró cantidad de libros.
Quien había sido una de las mujeres más admiradas por su belleza prefirió no ser espectadora de sus cambios físicos por el paso del tiempo: ordenó tapar con géneros negros todos los espejos de su casa.
Emilio Mitre, hijo del general, quiso conocerla. Convenció a Eduardo Costa, quien lo llevó a San Isidro para que pudiera espiarla por una ventana. La señora se dio cuenta y se alejó gritándole: "¡Insolente!". Eran tiempos en que, para referirse a estas matronas de tantos años, solía decirse: "Es más vieja que la escarapela". Recordemos que la escarapela nació en 1812, pocos meses antes de que Florentina cumpliera diez años.
Recién el 20 de junio de 1901 pudo ser observada por algunos, cuando recibió el saludo de las principales familias de Buenos Aires. En la crónica sobre aquel festejo se lee: "No obstante sus cien años mantiene la respetable matrona el gusto refinado que siempre tuvo; y en su fisonomía persisten algunos rasgos, algunos reflejos de su belleza, como quedan rasgos de apacible luz después de un centello fulgurante".
Escondida hasta de ella misma, la dama que nació antes de las Invasiones Inglesas murió en mayo de 1906, un mes antes de cumplir los 104 años. Sus restos descansan en el Cementerio de Recoleta.
www.conozcarecoleta.com.ar (3645) - Publicado: Domingo 16/04/23 Fuente consultada: Daniel Balmaceda.
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