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La comunidad Judía celebra Janucá

Desde el domingo 14 de diciembre, hasta el lunes 22, la comunidad judía celebra Janucá "el milagro de la luz", con el encendido progresivo de velas en la menorá, que se han colocado en varias plazas de Recoleta y otros barrios.

MenoraSe trata de un evento simbólico del judaísmo para reafirmar la fe y la dedicación del Templo de Jerusalén. Se enciende una vela adicional cada noche en el candelabro de 9 brazos.

La Menorá es un candelabro judío de siete brazos, un símbolo antiguo y central del judaísmo que representa la luz, la sabiduría y la presencia divina, originalmente creado para el Tabernáculo y luego para el Templo de Jerusalén, siendo hoy un ícono del Estado de Israel y un objeto litúrgico clave en sinagogas y hogares, especialmente para Janucá (donde se usa una versión de nueve brazos), o sea ocho más uno central para encender, que se utiliza para la festividad de Janucá, conmemorando el milagro del aceite.

La menorá, candelabro de nueve brazos utilizado en Janucá, se enciende progresivamente: la primera noche una vela, la segunda dos, hasta alcanzar ocho, utilizando el noveno brazo, el shamash, para encender las demás.

Monumento a la Carta MagnaDurante ocho noches, la festividad judía recuerda la rededicación del Templo de Jerusalén y el milagro del aceite, y propone renovar la fe, la esperanza y los valores éticos en el presente.

Esta práctica se realiza en cada hogar y en las últimas décadas, miles de grandes menorás han sido instaladas en espacios públicos de ciudades.

Según el rabino Tzvi Grunblatt, director general de Jabad Argentina, la festividad, que se extiende durante ocho noches a partir de este domingo 14 de diciembre de 2025, invita a cada familia a encender la menorá en sus hogares, recordando que incluso una sola vela puede iluminar la oscuridad.

En el relato tradicional, el milagro de Janucá se manifiesta en dos episodios centrales. El primero, según el rabino Grunblatt, es la victoria de un pequeño grupo de judíos liderados por Matityahu, hijo del último sumo sacerdote y sus hijos, quienes, pese a ser pocos, se rebelan y enfrentan al poder político, cultural griego de ese momento. “Eran diez personas, doce personas, y enfrentan todo. Se les empieza a sumar gente, pero eran pocos. Y acá viene el milagro, que pocos, cuando tienen espíritu, tienen fe, creen en Dios, pero en serio, con bondad, porque un Dios que va de la mano de la crueldad, no es Dios. Un Dios que viene de la mano de la bondad, que eso es lo que es Dios, un Dios como el que en el cual creían los macabeos, es ahí donde ellos llevan a cabo el milagro de que pocos vencen a muchos. Donde hay fe verdadera en el legado recibido en el monte Sinaí para toda la eternidad, está esa fortaleza, doblega absolutamente a la potencia militar, económica, política más grande del mundo”, contó el rabino.

En el momento en que los macabeos quieren encender el candelabro en el templo de Jerusalén, que es símbolo de la presencia de Dios en el templo, se encuentran que no tenían aceite apto para el encendido. Y allí ocurre un segundo milagro, el hallazgo de una vasija de aceite puro en el Templo de Jerusalén, suficiente solo para una noche, pero que ardió durante ocho días, el tiempo necesario para preparar más aceite en condiciones de pureza ritual. “Nunca digas imposible. Busca, vas a encontrar una parte que no fue violada, una parte que queda pura, hay una parte en cada uno que siempre queda íntegra”, expresó Grunblatt, subrayando el mensaje de perseverancia y fe.


www.conozcarecoleta.com.ar - 3489 caracteres – Miércoles 17/12/25 – Fuente consultada: Jabad Argentina