Cementerio del Norte
En 1820, durante el gobierno de Martín Rodríguez y su ministro, Bernardino Rivadavia, fueron expropiados los terrenos ocupados por el huerto de la Congregación Franciscana, siendo destinados a la construcción del Cementerio del Norte (el primer cementerio público en la ciudad de Buenos Aires).
El Ingeniero Próspero Catelín se ocupó del proyecto del cementerio que en principio era solo para católicos, siendo inaugurado en el año 1822.
En 1863 el presidente Mitre firmó un decreto que permitía que fuesen enterrados los practicantes de otras religiones.
En 1822 se estableció el servicio de carros fúnebres con distintas categorías y un servicio gratuito para los pobres.
Los servicios para niños eran conducidos con una mula blanca y los pequeños eran enterrados vestidos de ángel, de aquí el nombre "servicio del angelito".
Los adultos eran enterrados con un sayal de una orden religiosa
Los primeros en recibir sepultura fueron una joven uruguaya llamada Dolores Maciel y un joven, párvulo liberto llamado Juan Benito.
En 1868, Sarmiento sancionó el reglamento de cementerios, estipulando disposiciones y características, entre ellas, la sala de observación especial, destinada a todo individuo muerto repentinamente o con pocas horas de enfermedad, hasta cumplir veinte horas prefijadas.
Las tapas de los ataúdes eran cerradas sin clavos dejando el rostro y el torso expuestos, con un cordón atado a la muñeca, el que remataba en una campanilla en la sala del guardia.
En 1871 la Ciudad de Buenos Aires, soportaba el flagelo de la epidemia de la llamada Fiebre Amarilla, a consecuencia de la cantidad de fallecimientos, los cementerios existentes no alcanzaban, (cabe acotar que el Cementerio del Norte, actual Recoleta, dispuso la prohibición de inhumar allí, a toda persona cuya causa de muerte fuera la Fiebre Amarilla), lo que agravó la situación y obligó a la creación de otro cementerio.-
Con el tiempo, el cementerio del Norte llegó a un estado de abandono hasta que en 1880, el primer Intendente de la ciudad de Buenos Aires, Don Torcuato de Alvear, encomienda al Arq. Buschiazzo, su remodelación.
Se pavimentaron sus calles, se rodeó con un muro de ladrillos y se embelleció con un pórtico de entrada con doble hilera de columnas de fuste acanalado de orden dórico.
En el friso se destacan 11 alegorías, símbolos de la vida y de la muerte.
El Cementerio del Norte ocupa actualmente cuatro manzanas y cuenta con alrededor de 6000 sepulcros a perpetuidad. Aproximadamente 90 bóvedas fueron declaradas Monumento Histórico Nacional y el Cementerio en sí es considerado Museo Histórico Nacional desde el año 1946, por los personajes ilustres que aquí descansan, por la calidad arquitectónica y por sus magníficas esculturas.
Es uno de los más importantes del mundo junto con el de Staglieno en Génova y el de París.
Casi todos los presidentes se encuentran aquí.
Al ingresar al peristilo se observan en el piso tres fechas: 1822 (año de creación del cementerio),1881 (fecha de su primera remodelación ) y 2003 (tercera remodelación).
A la derecha se encuentra una capilla dedicada a la religión católica, en cuyo altar se observa un Cristo realizado en mármol de Carrara blanco de una sola pieza por el escultor italiano Giulio Monteverde (quien fue maestro de Lola Mora). Debajo, en el altar realizado en granito, se lee la siguiente frase: "Ego sum resurrectio et vita" (Yo soy la resurrección y la vida).
En el peristilo, frente a la capilla, se halla un púlpito utilizado para ceremonias practicadas por otros cultos.
Para más información puede visitar www.cementeriorecoleta.com.ar único sitio web dedicado íntegramente al cementerio de la Recoleta, del cual somos autores.
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