Problemas con las palomas
En los últimos tres años, muchos vecinos del barrio de Recoleta padecen la invasión de palomas en sus balcones, donde encuentran heces y varias veces también nidos. Algunos colocaron tejidos de hilo de nylon para evitar que ingresen, otros cuelgan CDs y otro tipo de elementos para ahuyentarlas.
Hace un año, el Gobierno de la ciudad, sabiendo de este problema, había adiestrado halcones, se colocaron jaulones y también se habló de redes en algunas plazas para capturarlas, pero ahora resurgió el mismo problema de las palomas, en un lugar específico y hay muchas quejas de los vecinos.
Se trata de una casona en la calle Montevideo 1545 en cuyo jardín hay dos magnolias centenarias que según los vecinos atraen a las palomas e invaden el barrio.
La dueña de la casa, la señora Inés García Uriburu, comentó al diario La Nación que hace 30 años que vive allí y se muestra orgullosa de su casa proyectada por el arquitecto noruego, Alejandro Christophersen y por sus ejemplares de magnolia. Según su relato es una vivienda que ha costado mucho mantenerla, tiene tres plantas y unas diez habitaciones y ha sido declarada Patrimonio Histórico de la ciudad. En cuanto a las magnolias han sido consideradas desde siempre Patrimonio intocable en la familia y mostró una fotografía en color sepia, donde se ven los dos árboles cuando eran muy pequeños.
El tema es que algunos vecinos han reclamado que las magnolias sean sacadas porque atraen a las palomas y también otros bichos que ensucian el patio contiguo de uno de ellos, a lo que la señora Inés se niega rotundamente, aunque reconoce que el tema de las palomas es cierto y que son una plaga en el barrio.
Las palomas llegan y anidan entre las ramas de los árboles. El patio que las aloja es un rectángulo delgado, húmedo, en sombra. Inés cuenta que en horas de la mañana también hay un zorzal que canta. "Es un zorzal divino, sólo que canta desde las cuatro o las cinco de la mañana. Nada es perfecto". "Lo único que falta es que algún vecino quiera matar al zorzal", agregó Inés.
Las palomas buscan un lugar seguro, un árbol, una estructura edilicia, pero según los entendidos en el tema, “no tienen tendencia a elegir una planta en particular. Fundamentalmente buscan lugares donde no haya viento ni frío y cuando lo encuentran y se sienten a gusto, no se mueven de ese lugar”.
Lo cierto es que la gente teme a las enfermedades que pueden transmitir las palomas y además, dañan con su materia fecal las estructuras de los edificios. Basta con recordar la cantidad de caca acumulada en los arcos ojivales de la facultad de Ingeniería (avenida Las Heras y Azcuénaga), cuyo edificio está siendo restaurado desde hace varios meses y un tercio del mismo ya tiene limpia su fachada, afortunadamente allí colocaron las redes para que no vuelva a ocurrir lo mismo y la limpieza y restauración no hayan sido en vano.
www.conozcarecoleta.com.ar (2882) - Publicado: (03/12/13)
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