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Recuperación del edificio de la Facultad de Ingeniería
Avanzan las obras de restauración de una de las sedes de la Facultad de Ingeniería, ubicada en avenida Las Heras al 2200, en el barrio de Recoleta.
Este edificio fue proyectado por el arquitecto Arturo Prins y fue inaugurado en 1938. Es la única construcción neogótica monumental de carácter no religioso en la ciudad de Buenos Aires. En la elaboración del proyecto definitivo, Prins contó con la colaboración de dos arquitectos italianos recién llegados a la Argentina: Francisco Gianotti, autor de la Confitería Del Molino y Mario Palanti, cuya obra más importante fue el Palacio Barolo.
La obra, también conocida como “la Catedral” por sus lineamientos góticos, se encuentra ubicada en la manzana comprendida por la Av. Las Heras y las calles Azcuénaga, Pacheco de Melo y Cantilo. Es común ver a algunas personas que cuando pasan por delante del edificio, se persignan, al creer que se trata de una iglesia.
No hay duda de que este trabajo es un símbolo, sobre el que se han tejido una infinidad de historias. Hay quienes aseguran que el proyecto no pudo ser finalizado por problemas de cálculos estructurales, que impidieron recargar la construcción existente con una torre central de gran altura y dos agujas góticas laterales, como concebía el proyecto original, y que esto fue la causa del suicidio del ingeniero-arquitecto Prins.
El hecho no está documentado, pero lo cierto es que en 1938 se resolvió dejar sin efecto la continuación de los trabajos.
Con el paso del tiempo, la fachada del edificio sufrió un deterioro importante que hacía imperiosa la necesidad de poner manos a la obra y recuperarlo, ya que tiene un valor patrimonial importantísimo y por ello, aunque se tardó demasiado tiempo en comenzar a recuperarlo, podemos ver que desde el mes de julio, cuando comenzaron a colocar un andamiaje y se cubrió su fachada con una media sombra de color azul, se está trabajando con gran rapidez. Hace pocos días, ya se retiró la tela que cubría el ala izquierda y que permite ver los buenos resultados de los trabajos. Los arcos ojivales, que lucían oscurecidos de smog y repletos de excrementos de palomas, lucen como nuevos.
Este edificio es admirado tanto por los porteños como por la gran cantidad de turistas que circulan a diario por la zona y toman fotografías del mismo.
Seguramente dentro de algunos meses más, lucirá como nuevo y volverá a ser el orgullo de los vecinos del barrio y de los alumnos que tienen el privilegio de estudiar allí.
www.conozcarecoleta.com.ar (2516) - Publicado: (22/10/13)
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