Sanción leve para algo grave
Finalmente, los alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires que participaron de la toma y también los cinco que ejecutaron actos de vandalismo y faltaron el respeto a la Iglesia San Ignacio de Loyola, recibirían como sanción, veinte amonestaciones.
Algunos de los alumnos podrían quedar libres y otros no se verán afectados, en ese sentido por esta sanción, ya que están en condición de libres por ausentismo y participan de un "programa especial" que ha sido cuestionado por gran parte de los docentes.
Al ser informados por el rector del colegio, Gustavo Zorzoli, acerca de la medida a tomar, los alumnos se levantaron ofendidos y se fueron de la reunión sin terminar de escuchar el informe.
El hecho ha sido grave, ya que se trató de la profanación del templo vecino al colegio durante la toma, que se mantuvo entre el 17 y el 27 de septiembre y se produjeron importantes daños y trastornos dentro del establecimiento.
Los estudiantes pidieron no ser sancionados, pero realmente, veinte amonestaciones parecen una sanción demasiado leve, sobre todo para los cinco chicos que vandalizaron la iglesia, ya que además de una falta de respeto, es un delito.
Según publicó el diario La Nación, un docente que pidió reserva de su nombre dijo: "El problema es que Zorzoli habla de rigor y de sanciones firmes, pero después morigera su aplicación y busca la forma de retener a los alumnos". "A través de sus negociaciones políticas los estudiantes han arrancado de Zorzoli muchas concesiones que ahora ostentan como derecho adquirido", afirmó el docente.
“Es muy difícil lidiar con estos chicos que están libres de faltas y vienen al colegio sólo a hacer política", indicó otro docente.
Ese programa permite a los "libres" asistir a clases en la misma aula y condiciones que los alumnos regulares, no obstante no estar incluidos en el sistema de promoción. Se disponen mesas de exámenes especiales para ellos.
Lo cierto es que con una sanción tan leve, para un hecho como el ocurrido, propicia en un futuro comportamientos similares. Es casi lo mismo que cuando los padres ponemos una penitencia a nuestros hijos, por algo que no han hecho bien y al ratito, nos prometen no hacerlo más y nosotros levantamos la penitencia. De esa manera, lo único que se logra es que nos tomen el tiempo y se reiteren esos comportamientos. A veces, una sanción acorde a la transgresión evita que luego se repita, porque saben cuáles serán las consecuencias.
www.conozcarecoleta.com.ar (2456) - Publicado: (30/10/13)
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