Beatificarían a Enrique Shaw
El Papa Francisco está llevando adelante la causa de beatificación del empresario argentino, Enrique Shaw. Cabe recordar que todo comenzó cuando Bergoglio era el Arzobispo de Buenos Aires, solicitando en aquellos tiempos que se abriera la causa.
Sería la primera vez que se beatifica a un rico empresario, que según el Papa "era rico, pero era santo" y además dijo: “Este hombre administraba bien el dinero. No con paternalismo, sino haciendo crecer a los que necesitaban su ayuda”.
Quién fue Enrique Shaw?
Era nieto del financista Ernesto Tornquist, fundador del Banco que lleva su nombre y quien mandó construír el Hotel Plaza, en el barrio de Retiro.
Cuando Enrique Shaw tenía 4 años, su madre, Sara Tornquist, falleció, no sin antes pedir a su esposo, Alejandro Shaw, que educara a sus dos hijos bajo la fe cristiana y así se hizo.
A los 15 años, Enrique ingresó a la Escuela Naval en Río Santiago, de donde egresó como Guardiamarina.
En 1945 Enrique vio que Dios le pedía un apostolado y fue entonces cuando un sacerdote lo persuadió para que fuera el representante del Evangelio en el mundo de las finanzas, al cual pertenecía su familia. Renunció entonces a la marina y se inició como ejecutivo de las Cristalerías Rigolleau, que pertenecían a la familia de su esposa. Asimismo se incorporó a la Acción Católica y al Movimiento Familiar Cristiano.
Ese fue el comienzo de una intensa acción evangelizadora.
El suegro de Enrique Shaw fue quien inició las construcciones de Pinamar y además ayudó a su yerno a fundar el Banco Shaw.
Enrique Shaw lucho por la paz social y la buena relación entre patrones y obreros.
Cuando enfermó de cáncer se pidieron dadores de sangre y se produjo una aglomeración de gente, delante de la clínica. Más de 250 empleados de la firma Rigolleau se acercaron para donarla. Fue un importante testimonio de afectos de los obreros que lo veneraban por el trato y su dedicación hacia ellos.
Al recuperarse de esa operación, lo primero que hizo fue ir a su planta para agradecer a los obreros con las siguientes palabras: "Puedo decirles que ahora casi toda la sangre que corre por mis venas es sangre obrera", dijo con orgullo. Y agregó: "Estoy así más identificado que nunca con ustedes, a quienes tuve y consideré siempre no como simples ejecutores, sino también como ejecutivos".
Enrique falleció a las 3 de la mañana del día 27 de agosto de 1962 y el entierro se realizó en horas de la tarde, por lo que la gente presente lo hizo espontáneamente ya que no hubo tiempo de avisar a nadie ni publicar su fallecimiento. Sus restos descansan en el Cementerio de Recoleta.
En 2005 comenzó su proceso de beatificación, solicitado por el Arzobispado de Buenos Aires, siendo considerado uno de los diez católicos laicos más destacados del siglo XX.
www.conozcarecoleta.com.ar (2790) - Publicado: (06/05/15)
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