Murales en Hospital de Clínicas
El próximo jueves 18 de julio se cumplirán 25 años del atentado en la sede de la AMIA (Pasteur 633), ocurrido en 1994, dejando un saldo de 85 muertos y más de 300 fallecidos. En conmemoración de este trágico suceso, y en agradecimiento al Hospital de Clínicas que recibió en aquel momento a la mayoría de los heridos, demostrando la gran solidaridad de todo su personal.
Se trata de tres artistas que pintaron sobre las paredes del Clínicas, murales que siguen reclamando memoria y la justicia, en vísperas del 25º aniversario del atentado. Un tríptico de inédita magnitud que están realizando sobre los muros exteriores del hospital universitario, cuya historia quedó para siempre ligada a la de la mutual judía.
"No se puede hablar de la AMIA sin hablar del Hospital de Clínicas, son identidades compartidas", sostiene Elio Kapszuk, director de Arte y Producción de AMIA y curador del colosal proyecto. Todos los años su área hace un ejercicio de memoria a partir del arte, "porque es una herramienta sumamente poderosa para poder reclamar justicia", explica el curador.
"Esta tragedia nos cambió para siempre. A la AMIA, a los del hospital, al barrio, a la sociedad", asegura el director del Hospital de Clínicas, Marcelo Melo. En ese entonces, Melo era médico del servicio de traumatología y recuerda la devastación y el pánico que sintieron ese día y la coordinación espontánea del personal del hospital.
"Este reconocimiento es importante, tanto para la gente del hospital como para la institución siempre desprestigiada que es el hospital público. En ese momento, el Clínicas se organizó y logró así salvar una cantidad inesperada de vidas", subraya Melo. Hoy aplaude la intervención artística que se está llevando a cabo sobre el edificio. "Por ser tan visible, será un recuerdo permanente. Esta obra es un llamado de atención a la sociedad, para que tenga presente todos los días lo que pasó y el pedido de justicia pendiente", enfatiza.
Desde la avenida Córdoba, la plaza Houssay, las facultades y otros edificios de las inmediaciones de Uriburu, entre Córdoba y Paraguay, se pueden apreciar los tres murales en progreso, que recortan el cielo porteño con sus 55 metros de altura.
El de la izquierda, firmado por Mariano Antedomenico, "El Marian", trata de la desolación en el sitio del atentado después de las 9.53 de la mañana, el 18 de julio 1994. Los escombros, la desesperación, las cadenas humanas que sacaron a los heridos del lugar de la explosión. La escena retratada ancla la destrucción en el espacio y el tiempo.
El segundo mural es un homenaje al hospital público. Representa a su cuerpo médico socorriendo a los heridos. Una médica en primer plano interpela con la mirada al espectador, poniéndolo en el lugar de la víctima. "Porque todos somos víctimas de este atentado", explica el autor de la obra, Martín Ron. "Ponerse en la piel de la víctima sirve para recordar que el reclamo de justicia no es ajeno, es de todos, de la sociedad", subraya el muralista, que se inspiró en archivos fotoperiodísticos para su diseño.
La tercera parte, a cargo de Mariela Ajras, es una alegoría de la figura de la justicia que se desintegra en un reloj de arena. "La figura está desapareciendo con el paso del tiempo. La justicia que no se imparte termina transformándose en impunidad", explica Ajras en relación al crimen que, después de 25 años de investigación, sigue sin esclarecerse.
"Producir un mensaje en el espacio público es político, porque lo público es lo político. Mi muro tiene un mensaje político fuerte", advierte la artista, para quien lo político no es sinónimo de partidario. "La memoria es el arma que tenemos contra el olvido, esta fuerza que se lo devora todo", sintetiza la pintora y psicóloga de 34 años.
El tríptico será laqueado para su conservación, una contradicción con el carácter efímero del arte callejero, pero una concesión necesaria en pos de la memoria. Este tríptico cierra el Corredor de la Memoria, las cuatro cuadras de intervención del espacio público por la AMIA sobre la calle Pasteur, entre las avenidas Corrientes y Córdoba. La realización de las gigantescas obras de este año para marcar el cuarto de siglo desde el atentado se debe a un acuerdo entre la AMIA y la Universidad de Buenos Aires, dueña de las paredes. Por otro lado, brindaron su apoyo el Hospital de Clínicas, la Facultad de Medicina, el Gobierno de la Ciudad y empresas del sector privado.
www.conozcarecoleta.com.ar (4423) - Publicado: Martes 16/07/19 - Foto: Clarin
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