Aniversario de la muerte de Lavalle
El viernes 9 de octubre se cumplirán 179 años de la muerte del General Juan Galo Lavalle, asesinado por un mulato llamado José Bracho, en la provincia de Jujuy. Sus restos descansan en el Cementerio de Recoleta.
Lavalle nació el 17 de octubre de 1797 en Buenos Aires. Fue un soldado de la Independencia, granadero de San Martín, gobernador de la provincia de Buenos Aires y jefe de los Unitarios que luchó contra Rosas. Por su valentía se lo consideraba uno de los mejores militares de la época.
En su última campaña militar, signada por derrotas y la deserción de sus hombres, Lavalle ya se encontraba agotado, y en septiembre de 1841, decidió marchar desde Salta hacia Tucumán. Sus tropas, compuestas por soldados mal armados y sin artillería, solo eran sostenidas por su remota reputación. En el amanecer del 19 de septiembre de 1841, en un sitio llamado Famaillá se encontraba el ejército del temible Oribe, esperando a este grupo de soldados. Oribe ordenó sorpresivamente el ataque. Entonces, Lavalle dispuso entrar en combate.
La batalla duró poco, el ejército unitario se desbandó. Se cuenta que en medio de la lucha, el asistente de Lavalle perdió la espada que su jefe le había confiado, fue tal su esfuerzo por recuperarla, que murió de un lanzazo en el intento. Y en ese lugar quedó para siempre la espada del legendario soldado de la independencia.
El general Lavalle huyó de las tropas federales que lo perseguían y se refugió en la casa del Dr. Bedoya, en Jujuy. Allí llegó un grupo de unos treinta hombres y al encontrar la puerta cerrada se dispusieron a derribarla.
El General observó a los hombres por la cerradura cuando sonaron tres balazos y una de las balas dio en la garganta al General Lavalle causándole la muerte. La bala, que luego conservaría el General don Bartolomé Mitre como una reliquia.
El cuerpo de Lavalle fue colocado en su hermoso tordillo y cubierto con un poncho, para ser llevado hacia la catedral de Potosí y a veinticuatro leguas de Jujuy, como la descomposición del cadáver del general dificultaba la marcha, dispusieron descarnarlo, y el Coronel don Alejandro Danel practicó esta penosa operación. Con el propósito de disecar mejor los huesos, fueron tendidos al sol sobre el techo de un rancho. Inesperadamente un cóndor descendió vertiginosamente de las nubes y apoderándose del cúbito del brazo derecho de Lavalle, remontó a las alturas.
Aquel cóndor, levantó vuelo, llevando en alto y mostrando como trofeo el brazo sableador de quien fuera Granadero de San Martín.
El 22 de octubre de 1841, a las 21.00, llegó a Potosí, siendo recibida por el Presidente de Bolivia, quien dispuso que los restos del General Lavalle fueran depositados en la Catedral.
En 1858, los restos del General Lavalle fueron trasladados a la Capital, y actualmente descansan en el cementerio de la Recoleta, en Buenos Aires, y el epitafio de su tumba es un eterno homenaje del pueblo argentino: "Granadero: vela su sueño y si despierta dile que su Patria lo admira."
Perlita: Ese poncho de vicuña, que supo guardar el cadáver del General Juan Galo de Lavalle González Bordallo, ahora está en el Museo del Regimiento de Granaderos a Caballo "General San Martín".
San Martín tenía un buen concepto militar sobre Lavalle, de quien dijo “igualarlo en coraje es muy difícil. Superarlo imposible”.
Sin embargo su valentía no siempre sería bien utilizada y lo harían equivocarse en varias oportunidades. Por lo que el poeta Esteban Echeverría lo llamó “la espada sin cabeza”.
www.conozcarecoleta.com.ar (3524) - Publicado: Jueves 08/10/20
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