El Jockey Club fue intimado a integrar mujeres
Este miércoles, la Inspección General de Justicia (IGJ) intimó a la Asociación Civil Jockey Club a “respetar la diversidad de género” y dijo que para ello los órganos de conducción de la entidad “deberán estar integrados por la misma cantidad de miembros femeninos como masculinos”.
En los fundamentos de la medida, la IGJ recordó que en el padrón del club, compuesto por seis mil socios, “todos ellos son de sexo masculino” y ahora, tienen 30 días para "reglamentar detalladamente el mecanismo de presentación de solicitudes de afiliación y el tratamiento de las mismas, a los efectos de que las personas interesadas, independientes de su género o condición sexual, puedan iniciar el trámite”.
El pasado 24 de junio se firmó una resolución dictada por el órgano de justicia en la que señala que el Jockey Club no cuenta en la actualidad con ningún miembro activo de sexo femenino con más de 10 años de antigüedad, un requisito que plantea el estatuto de la entidad para integrar la Comisión Directiva y por ello intimaron al Club a “abstenerse de realizar cualquier práctica que importe la restricción de acceso de mujeres”.
En el año 2021 la Inspección General le había admitido al Jockey Club la excepcionalidad de no cumplir con la paridad de género, pero ante un nuevo pedido de la entidad, el organismo decidió reclamar que en un plazo de 30 días “presente y reglamente” los mecanismos que faciliten el ingreso de mujeres al club.
Historia del Jockey Club
El Jockey Club es un club de la ciudad de Buenos Aires, fundado el 15 de abril de 1882 por Carlos Pellegrini y un grupo de "caballeros representativos de la actividad política y económica del país", siendo uno de los más tradicionales de Argentina.
En 2016, contaba con 7600 socios, todos hombres, miembros de la élite que conforman la aristocracia argentina.
Tuvo varias sedes y en 1966 se adquirió el edificio actual, situado en la avenida Alvear 1345, una de las mansiones más suntuosas construidas en Buenos Aires a fines del siglo XIX, cuyo frente se abre sobre la Plaza Carlos Pellegrini en la que se erige el monumento a Pellegrini, el fundador del Jockey Club.
Este edificio es ecléctico, mezcla elementos que responden al estilo Francés, Inglés e Italiano.
Las complejas tareas de reciclaje estuvieron a cargo del estudio de los arquitectos Acevedo, Becú y Moreno y el Club abrió sus puertas en noviembre de 1968. Es una sede de gran clase, dotada de todas las comodidades necesarias para su mejor funcionamiento. Se respetaron los ambientes de la recepción, tal como eran cuando aún vivía allí su antigua propietaria, doña Concepción Unzué de Casares, pero en el resto de la casa se realizó un completo proceso de transformación. Se volvió así a disponer de amplias dependencias, un vasto comedor, una cómoda sala de armas y una inmensa biblioteca. Volvieron a colgar de los muros pinturas de firmas reputadas y a llenarse de voces los lujosos salones. Se volvió también a discutir sobre turf y otra vez se realizaron reuniones culturales. El Jockey Club volvió a adquirir el antiguo y tradicional esplendor que lo había caracterizado desde sus años iniciales, instalado en uno de los recodos más distinguidos de Buenos Aires.
En 1981 adquirieron una residencia anexa, con frente sobre la calle Cerrito, que antes había sido de la familia Sánchez Elía. Se integraron ambas casas a través de sus respectivos jardines, se agregaron nuevos y refinados ambientes y la sede del Jockey Club alcanzó entonces su máxima elegancia, para disfrute de los socios que la visitan y que ingresan en ella bajo la mirada alerta de una escultura de Diana Cazadora, de Falguière que, salvada del incendio de 1953, sigue custodiando las puertas del Jockey Club como lo hizo siempre, desde su inauguración, en la recordada sede de la calle Florida.
Ahora, también las mujeres podrán disfrutar de este lugar extraordinario que hasta la actualidad era únicamente para hombres.
¿Ocurrirá lo mismo con otros clubes que aún siguen siendo solo para hombres? y ¿qué pasará en los que solo permiten el ingreso de mujeres?
Estando el país en una situación tan crítica, con primeras necesidades que deben ser prioritarias: la economía, la salud, la educación, la pobreza. ¿Por qué se pierde tiempo en estas cosas que pueden esperar, ya que solo afectan a una parte mínima de la sociedad, la de la clase alta que es la única que tiene acceso a las elevadas cuotas de esos Clubes de élite, en lugar de ocuparse de los que no tienen ni para comer?
Es hora de recordar aquel: "tengo hambre de agua". Memoria señores gobernantes y acción para no volver a cometer los mismos errores.
www.conozcarecoleta.com.ar (4654) - Publicado: Miércoles 29/06/22
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