Vecinos de Recoleta denuncian a los militantes de Cristina
Desde el lunes 22 de agosto, cuando se conoció la pena que piden los fiscales para la vicepresidente, Cristina Fernández de Kirchner, los militantes de la Cámpora se han instalado en la puerta del edificio donde vive la señora, para darle muestras de apoyo y alteraron la paz de esa zona del barrio de Recoleta.
Los vecinos, residentes y comerciantes, están preocupados y enojados por el acampe, los cánticos, bombos, parrillas que llenan de humo, gente trepada a algunas ventanas de planta baja de edificios linderos y dicen sentirse desprotegidos y con un desamparo absoluto.
Después de que el fiscal Diego Luciani pidiera para Cristina Kirchner una condena de doce años de prisión y la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, la militancia se apostó frente al domicilio de “la jefa”, intentando amedrentar a todo aquel que intente hacer efectiva la condena y cantando a viva voz "si la tocan a Cristina, que quilombo se va a armar".
Esto parece ir para largo, porque como es de público conocimiento, faltan los alegatos de la defensa y recién se sabría la decisión de los jueces, hacia noviembre o diciembre, por eso los vecinos se autoconvocaron para exigir una solución.
A lo largo de la semana se fueron sumando más militantes y vendedores de merchandising con la cara y leyendas de la vicepresidenta, a $1500 cada una y por supuesto no podían faltar choripanes, hamburguesas y "birra".
“Se siente una desprotección y un desamparo absoluto”. Así lo define Lucio, un abogado de 43 años quien solicitó preservar su apellido y a él se suman otros tantos vecinos y comerciantes que están soportando esta situación desde hace ya varios días.
El joven abogado redactó una carta que se difundió en varios medios, en la que manifiesta: “El ritmo de vida y la seguridad en el barrio se han visto totalmente afectados”. “Son muchas las cosas que se viven a diario”, detalló el letrado, quien comenzó a enumerar: “El tráfico cortado durante gran parte del día, aún en momentos en los que la cantidad de gente allí reunida no lo amerita”.
“Los colectivos se ven obligados a cambiar su recorrido, los peatones no podemos caminar libremente y no es seguro circular entre los manifestantes con nuestros hijos menores o durante la noche”, siguió.
Lucio también describió que gran parte de los manifestantes pasan horas sentados en las veredas comiendo y tomando. “Consumen alcohol -además de otras sustancias- y hacen sus necesidades en la calle”, protestó el hombre que denunció la inacción de autoridades en la materia.
El abogado dejó en claro que el reclamo nada tiene que ver con el color político de la militancia. “Esto no es ni en contra ni a favor de Cristina Kirchner. Estamos acostumbrados a las movilizaciones”, aclaró, y siguió: “Pero nunca se extienden durante más de unas horas. Ahora somos rehenes”.
Cabe decir que en la intersección de Juncal y Uruguay se encuentran tres jardines maternales, tres colegios y al menos un geriátrico. Si bien la zona es conocida por su tranquilidad, se trata de un foco neurálgico de movimiento para las familias, especialmente durante el día y en la última semana los vecinos sienten que la presencia de los militantes pone en riesgo la seguridad de los niños. “Los transportes escolares no pueden circular por la zona, lo que obliga a los chicos a atravesar a pie las manifestaciones” describió Lucio.
Según fuentes de la Policía de la Ciudad, muchos vecinos de la zona -no quisieron precisar un número- han reclamado a autoridades por algún tipo de intervención que les devuelva la normalidad. Al ser consultados por si hay algún plan de ejecución en mente, la respuesta fue categórica: “No hay nada seguro aún”.
En las últimas ahora, se sumó la presencia de funcionarios de la Agencia Gubernamental de Control (AGN) de la Ciudad de Buenos Aires. Su rol, de acuerdo explicaron a los medios, es custodiar que no se instalen improvisadas parrillas en la zona, una postal repetida en las últimas noches. “La Policía es la que hace los desalojos”, se despega una agente. Sin embargo, las parrillas humeantes continuaban allí.
Por su parte, los comerciantes de la zona estiman que han perdido importantes sumas de dinero de facturación e incluso, quienes venden alimentos perdieron mercadería con vencimiento, lo que también significa pérdida de dinero.
“No son violentos, pero nadie quiere entrar a un comercio si la puerta está ocupada por gente echada”, señala una mujer y agregó “Tienen que entender que esto es una zona residencial, no el Congreso de la Nación ni la avenida 9 de julio”.
En la esquina que atraviesa en diagonal al edificio donde vive Cristina Kirchner, un café trabaja sin parar. Sobre una barra charla un grupo de militantes peronistas, jóvenes y adultos mayores. “Vamos a bancar a Cristina Kirchner hasta que se haga Justicia”, aseguran. ¿Hasta cuándo se quedarán allí? “Hasta que sea necesario”, expresaron.
Según informó la militancia presente a este medio, este fin de semana está previsto un despliegue aun mayor, incluso de una feria de la economía popular. “Lo organizan todos los fines de semana, y este salió sorteado Recoleta”, dijo jocoso un militante.
El abogado finalizó diciendo: “Siempre fue un barrio que se caracterizó por tener una tranquilidad muy particular, y ahora esta situación alteró de la noche a la mañana el estilo de vida y el ritmo”. “Queremos que alguien haga algo por el bienestar de las familias que vivimos en el barrio y el interés económico de los negocios”, enfatizó.
www.conozcarecoleta.com.ar (5524) - Publicado: Lunes 29/08/22
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