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El maestro llegó a Buenos Aires en el Día del Estudiante
El 21 de septiembre de 1888 arribaron al puerto de Buenos Aires los restos de Domingo Faustino Sarmiento, quien había fallecido el 11 de ese mes en Asunción del Paraguay. Desde hace 134 años, sus restos descansan en el Cementerio de la Recoleta.
 Sarmiento había nacido en la provincia de San Juan el 15 de febrero de 1811. Aprendió a leer y escribir a los cuatro años, comenzando la escuela a los cinco (Escuela de la Patria, en su ciudad natal).
Conocido como el “Padre del Aula”, fue maestro, periodista, escritor, diplomático, ministro y presidente de la Nación en el período 1868 – 1874.
A los quince años fundó su primera escuela en la provincia de San Luis, desempeñándose como maestro de un grupo de jóvenes que superaban su edad.
Fundó el periódico “El Zonda”, en San Juan.
De su obra literaria se destacan: Facundo (inspirado en el caudillo riojano, Facundo Quiroga) y Recuerdos de Provincia, de corte autobiográfico.
Como gobernador de su provincia natal, decretó la ley de enseñanza primaria obligatoria.
Durante su presidencia renovó el sistema educativo y fundó obras públicas que dieron al país un notable progreso.
Falleció el 11 de septiembre de 1888 en Asunción del Paraguay, fecha en que se celebra el día del maestro. Se dispuso embalsamarlo utilizando el método Wickershaim, complementando la inyección de un fluido especial con glicerina y sublimado corrosivo; esta operación duró hora y media y el artista Víctor de Pol confeccionó una máscara mortuoria.
El traslado de sus restos se realizó según sus deseos. El féretro había sido cubierto con las banderas de Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay y fue despedido en Asunción del Paraguay, mediante un emotivo acto, luego del cual, fue trasladado en el flamante vapor a ruedas "San Martín" hacia Formosa, donde descendieron el ataúd para embarcarlo en el ARA San Martín, un buque de la armada argentina especialmente enviado para traerlo a su Patria.
En su paso hacia Buenos Aires, se detuvo en Corrientes y en la Catedral de esa ciudad, se celebró una solemne Misa con la presencia de las autoridades provinciales y de gran cantidad de asistentes, deseosos de despedir al ilustre sanjuanino y lo mismo sucedió en su paso por Rosario y luego San Nicolás.
 Finalmente, luego de un viaje que duró 7 días, los restos de Sarmiento, llegaron a Buenos Aires al mediodía, el 21 de septiembre de 1888. Llovía, hacía mucho frío y el cortejo se puso en marcha hacia la Recoleta. Aquél féretro avanzó cubierto de flores por las calles de Buenos Aires; las mujeres observaban desde los balcones, por entonces no asistían a los funerales. Al llegar al Cementerio de la Recoleta, hicieron uso de la palabra varios oradores, entre ellos Aristóbulo del Valle, Agustín de Vedia, y Paul Groussac y el entonces vicepresidente de la Nación, Carlos Pellegrini, quien dijo, entre otras palabras, que Sarmiento “había visto más lejos en el porvenir los destinos de nuestra Patria y quien mejor había comprendido los medios de alcanzarlos”.
En principio, se lo ubicó en el sepulcro de su hijo, Dominguito, hasta que se terminó la construcción de su mausoleo, que consta de un pedestal, asentado sobre un piso en damero y sobre el mismo, un obelisco coronado por un cóndor, el ave que vuela más alto (Hasta 5000 metros), simbolizando justamente sus pensamientos de alto vuelo. Se lee la inscripción “Civilización y barbarie” (uno de sus libros más discutidos). En la parte inferior, un altorrelieve que representa al dios Mercurio y tiene grabado un pensamiento de Sarmiento: “Una América toda, asilo de los dioses todos con lengua, tierra y ríos libres para todos”. Obra del escultor italiano Víctor de Pol.
En las paredes pueden apreciarse gran cantidad de placas que honran la memoria del gran maestro.
www.conozcarecoleta.com.ar (3800) - Publicado: Miércoles 21/09/22
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