Aniversario de la muerte del ex presidente Arturo Illia
Este jueves 18 de enero se cumplen 41 años del fallecimiento del doctor Arturo Umberto Illia, uno de los pocos presidentes honestos que tuvo nuestro país y por eso, merece ser recordado, como también la injusticia cometida hacia su persona.
Arturo Illia fue la excepción a la regla, un hombre que por querer cumplir con el compromiso asumido el día en que asumió la presidencia, fue expulsado injustamente de la Casa Rosada, ya que Dios y la Patria nunca le hubiesen demandado algo!!! no había razón para hacerlo.
Había nacido el 4 de agosto de 1900, en Pergamino, donde cursó sus estudios primarios y luego, los secundarios los realizó en el Colegio Salesiano Pío IX, del barrio de Almagro, como pupilo.
En el año 1918 comenzó sus estudios en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Ese mismo año estalló en Córdoba el movimiento estudiantil conocido como Reforma Universitaria, que sentó los principios de la universidad gratuita, libre y cogobernada y modificó profundamente la concepción y administración de la educación superior en la Argentina y en gran parte de América Latina.
Como parte de sus estudios de Medicina, en 1923 ingresó como practicante al Hospital San Juan de Dios de la ciudad de La Plata, graduándose con el título de médico en el año 1927.
El 15 de febrero de 1939 contrajo matrimonio en la iglesia parroquial María Auxiliadora, de la ciudad de Punta Alta, Provincia de Buenos Aires, con la cordobesa Silvia Martorell (1915-1966), con quien tuvo tres hijos: Emma Silvia Illia (en 1940), Martín Arturo Illia (también en 1940) y Leandro Hipólito Illia (en 1946).
De 1963 a 1966 ejerció la Presidencia de la Nación, y luego del golpe militar del 28 de junio de 1966, conocido como Revolución Argentina, se trasladó a Martínez, Provincia de Buenos Aires, donde residió alternando con viajes a Córdoba.
El Gobierno de Illia estuvo acosado desde el principio y poco pudo hacer ante las presiones que llegaron desde los sectores militares y los grupos civiles indentificados con los bloques peronistas del Congreso y los sindicalistas. (Algo que hoy parece un Déjà vu, como parece que intentan con el nuevo presidente, los que siempre se sienten dueños del poder).
A pesar de esta realidad, Illia impulsó importantes cambios, que no pasaron inadvertidos por sus enemigos, entre ellos, Impulsó un aumento del presupuesto de la Educación al 20 por ciento, anuló los contratos de las empresas petroleras que se habían gestado durante el Gobierno de Arturo Frondizi y estableció una nueva Ley de Medicamentos que acotó el poder de los laboratorios extranjeros.
Vale la pena recordar lo que había expresado en su mensaje presidencial el día de su asunción: “Defenderemos la salud del ser humano en todos los ciclos de su existencia, con suficiente y sana alimentación, erradicando endemias y previniendo epidemias, aplicando científica y moderna medicina social, sanitaria y asistencial”.
El Presidente aguantó los embates de cada uno de los sectores y hasta intentó frenar el avance de los militares y en esa línea buscó aliarse con un general democrático para promoverlo como jefe del Ejército. De esa manera, Illia intentó con Carlos Caro frenar las ambiciones de Onganía, que desde su retiro de la fuerza, en diciembre de 1965, se convirtió en el "candidato de todos".
Finalmente, el golpe llegó durante la madrugada del 28 de junio, con un militar avisando al Presidente de una decisión tomada y que no dejó posibilidad de réplica. Illia, con una dignidad que aún se recuerda, increpó a los golpistas, los acusó de "cobardes e indignos" y se retiró por la puerta principal de la Casa Rosada, vitoreado por sus seguidores.
Además de presidente de la Nación Argentina, Illia había sido senador provincial, diputado nacional y vicegobernador de Córdoba, hasta que en 1962 fue elegido gobernador de la provincia, cargo que el golpe de Estado contra el presidente Frondizi le impidió asumir. Fue también dirigente de la Unión Cívica Radical y de la Unión Cívica Radical del Pueblo.
Vivió casi toda su vida en una humilde casa de Cruz del Eje, donde se dedicaba a la medicina, y nunca utilizó su influencia a su favor, a punto tal de tener que vender su auto estando en el ejercicio del mando y de negarse a utilizar fondos públicos para financiar sus tratamientos médicos. Luego de su gobierno, mantuvo su activa militancia política, rechazó la jubilación que le correspondía como expresidente y volvió a su pueblo para seguir dedicándose a la medicina.
Falleció en Cruz del Eje, el 18 de enero de 1983, a los 82 años. Sus restos descansan en el Panteón Radical, en el Cementerio de Recoleta.
En una encuesta realizada en 2013 para establecer las cien “personas más honestas” del mundo según los argentinos, Illia ocupó el tercer lugar, detrás del papa Francisco y uno de los padres de la patria, Manuel Belgrano, superando a Teresa de Calcuta, Mandela y Gandhi.
www.conozcarecoleta.com.ar (4937) - Publicado: Jueves 18/01/24
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