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Plazoleta San Martín de Tours
Situada en entre calles Posadas, Schiaffino y avenida Alvear, rinde homenaje al Santo Patrono de la ciudad de Buenos Aires.
Aquí estaba ubicado, a principios de siglo, el Recreo de Belvedere, lugar en el que se bailó por primera vez el tango en forma pública, cuando todavía en los salones era algo inaceptable.
En ella se encuentra una escultura de bronce que recrea una leyenda del santo.
San Martín de Tours
Toda ciudad debe tener su santo patrono. Esa fue una de las prioridades a tratar en Buenos Aires durante aquella reunión del 20 de octubre de 1580.
¿Cómo hacer la elección? ¿Cuál proponer de la larga lista de ejemplos de la religión católica apostólica romana? fueron preguntas que no tardarían en encontrar respuestas.
Cuenta la historia que los ediles españoles tomaron un sombrero e introdujeron en él, papelitos donde figuraban los nombres propuestos. Una mano revolvió el contenido y extrajo uno. Al desplegarlo se leyó el nombre: San Martín de Tours. Quién habrá sido el que propuso el nombre de un santo francés, fue la pregunta que la mayoría de los presentes debió hacerse.
Se dice que los electores, reunidos en la apenas re-fundada Santa María de los Buenos Aires, volvieron a introducir el nombre de San Martín en el sombrero insatisfechos por su "nacionalidad" y que el nombre salió dos veces más (es decir tres veces consecutivas).
¿Por qué volvían a introducirlo en el sombrero si no querían que salga elegido? Quién sabe; quizás supusieron que el azar estaba evidentemente fuera de juego y que, al salir tres veces consecutivas el mismo nombre, no cabía otra respuesta que adjudicarle la razón a un mensaje divino.
Lo cierto es que desde entonces San Martín de Tours se convirtió en el santo patrono de la ciudad de Buenos Aires.
San Martín, obispo de Tours, nació en Sabaria, en la Panonia (actual Hungría). Hijo de un tribuno militar, a los quince años, lo alistaron para servir al ejército.
Después de ser bautizado, el joven, dejó las armas, se dedicó a la caridad y a transmitir la fe católica.
Con numerosos milagros, curaciones y todo tipo de actos de inmensa caridad a lo largo de su prolongada vida, murió el 8 de noviembre del 397, pero como su sepelio se produjó 3 días después, el 11 de noviembre es el día de su celebración.
Cuenta la documentación religiosa que en un día frío de invierno Martín, entrando a Amiens (Francia), fue interceptado por un anciano que semi desnudo y tiritando de frío le pidió una limosna. El santo, que por entonces se instruía en la fe católica, tomó su capa militar y la rasgó en dos partes con su espada, para entregarle una al mendigo y con la otra se abrigó él.
Dice la leyenda que el mendigo era Jesús que lo puso a prueba.
La moraleja: "en la vida es más fácil regalar, que compartir". Una prueba que San Martín de Tours había superado.
En la esquina de Schiaffino y Av. Alvear se encuentra el monumento erigido en 1930 a la memoria del ingeniero y periodista Emilio Mitre (1854-1909), obra del escultor Hernán Cullen (1878-1936).
Su pedestal es de granito gris martellinado, con una guarda de hojas de acanto en bronce coronando el primer tercio de su base.
La figura de Emilio Mitre es de mármol de Carrara de una sola pieza.
En cuanto a los árboles de esta plaza la mayoría datan de la época en la que los Monjes Recoletos hicieron importantes plantaciones en la zona. Tiempo después el Dr. Nicolás Avellaneda, quien sentía gran predilección por los árboles, contribuyó durante su presidencia a la parquización de las plazas, es así que la palmera fue plantada en 1881 en el lugar que hoy ocupa el Monumento al Gral. Carlos María de Alvear, y trasladada a este lugar en 1923
Es de destacar que el ombú no es un árbol sino una hierba gigante típica de la pampa donde su arborescencia se levanta solitaria.
Además se pueden apreciar distintas especies de Ficus comúnmente llamados gomeros debido a la sustancia gomosa que despiden sus ramas al ser cortadas.
Texto: Susana Espósito - Foto: Luis Leoz
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